Encuentra aquí nuestros libros sobre el Meam loez, la obra magna de la literatura en lengua sefardí escrita originariamente en idioma ladino por el Rabino Jacob Julí, uno de los principales sabios sefardíes de la historia. ¿Quieres saber más sobre el Meam loez?
TÍTULOS MEAM LOEZ EN NUESTRA COLECCIÓN:

¿Qué es el Meam loez?
El Meam loez ha sido caracterizado como una vasta compilación del saber rabínico o como un amplísimo comentario bíblico, coincidiendo ambas caracterizaciones en apreciar su desmesurada extensión. En efecto, la obra la componen entre media y una docena de tomos tamaño folio de varios centenares de hojas cada uno. La impresión, espesa y compacta, dificulta el hallar lo que se busque. Y eso que se busque puede ser variado, ya que la compilación enciclopédica lo es del saber rabínico acumulado a lo largo de generaciones.
Bajo la forma de comentario lineal (versículo por versículo) del texto bíblico, es una compilación de todo cuánto material halájico (leyes del judaísmo), agádico (el pensamiento y la moral de las fuentes del judaísmo clásico), histórico, anecdótico o folclórico fue desarrollado por la comentarista rabínica anterior y el autor pudiera o quisiera aducir en la explicación o ilustración de cada versículo o pasaje del texto bíblico. Ello incluye creencias, principios morales, instituciones, leyes y ritos del judaísmo, normas de convivencia, de cortesía o de higiene, noticias sobre geografía, astronomía, agronomía, ciencias naturales, etc.
La obra fue ideada e iniciada por Jacob Julí en el primer cuarto del siglo XVIII. Sin embargo, Julí murió con su obra inconclusa y de su mano salieron únicamente el comentario de Génesis (Constantinopla, 1730) y una parte de Éxodo (Constantinopla, 1733). Tras su muerte, el Meam loez dejó de ser meramente un libro para convertirse en un sistema de exposición al que se atienen sus continuadores.
Isaac Magriso completó Éxodo (Constantinopla, 1746) y elaboró los comentarios a Levítico (Constantinopla, 1753) y Números (Constantinopla, 1764), e Isaac Argüeti el comentario a Deuteronomio (también en dos partes: Constantinopla 1772 y 1777), de modo que a lo largo del siglo XVIII fue completándose el comentario a la Torá.
Posteriores en el tiempo, pero vinculados aún al método seguido por Julí, son los comentarios a Ester de Rafael Pontremoli (Esmirna, 1864); Rut, de Rafael Benveniste (Salónica, 1882); Isaías, de Isaac Aḅá (Salónica, 1892); dos a Eclesiastés: de Šelomó Hakohén (Ḥéšec Šelomó, Jerusalén, 1893), y de Nisim M. ‘Abud (‘Oŝar haḥojmá, Constantinopla, 1898); y el último, el de Cantar de los cantares, de Ḥayim Yiŝḥac Šakí (Constantinopla, 1899). A través de sus modernas pero parciales traducciones en hebreo e inglés, y su transcripción castellana, esta obra ha sido redescubierta hoy como algo insólito cuando sus únicas y excepcionales rarezas son precisamente su sistema expositivo y la originalidad de haber sido aljamiada en lengua sefardí.
Texto por: Dra. Pilar Romeu